Isabel Obiols, 2 de Mayo 2002. El Pais
Una de las ilustraciones del dibujante Escher ilustra, inequívocamente, la cubierta. Se trata de Siete cuentos imposibles, de Javier Argüello (Lumen), una compilación de relatos en los que la realidad se convierte en algo muy elástico, en los que un pequeño detalle -por ejemplo, la desaparición de la gravedad- muta las coordenadas de todo. Apadrinado por Enrique Vila-Matas, Argüello, un argentino nacido en Chile en 1972 y que ahora reside en Barcelona, debuta con este libro.
Vila-Matas, que acompañó a Argüello en la presentación de Siete cuentos imposibles, explicó que ambos se conocieron hace dos años, cuando el argentino envió un relato al concurso chileno Paula. Vila-Matas, en el jurado, apostó por Argüello, quien finalmente ganó conVolver a verla, el cuento que abre el libro que ahora publica y que trata de un escritor que se descubre personaje.
Para el autor de Bartleby y compañía, el libro de Argüello ‘potencia dos cosas en desuso hoy: el cuento y lo literario’. Remitiéndose a El Leviatán, de Joseph Roth, Vila-Matas comparó la situación actual de la literatura con la autotraición del comerciante de la obra de Roth, quien decidió mezclar corales auténticos y falsos entre su mercancía. ‘Últimamente se confunde mercado con creación, algo que implica la eliminación de lo literario. Se están vendiendo tantos corales falsos que el destino nos va a dar la espalda’, afirmó.
Invenciones y aparecidos
Seguramente un tanto abrumado por los elogios de Vila-Matas, Argüello inscribió sus relatos en la más pura ficción y lo fantástico y los definió como una serie de ‘invenciones sobre aparecidos’. Los temas, el olvido, el recuerdo, el tiempo y la misma literatura. Y el punto de partida, aquello que los enlaza a todos, la siguiente pregunta: ‘Qué pasaría si todo fuera distinto. Si desapareciera la gravedad o si alguien desapareciera de una habitación atravesando una pared. Todos parten de un detalle que abre todo un universo de posibilidades’.
Como uno de los personajes del cuento Andan, en el que se describe una dimensión paralela a la realidad contada por una voz que se oye a través de un enchufe, Argüello se podría definir como un ‘contador de historias’: ‘No hay nada que me guste más que me cuenten una buena historia’, dijo. En este sentido, tiene muy claras sus preferencias a la hora de escribir. ‘No comparto la obsesión de contar algo de una forma distinta y privilegio la historia sobre la estructura. Disfruto más las historias que los experimentos en torno a la forma’.
En la senda de Poe, Kafka y Borges, Siete cuentos imposibles se adentra en el universo de lo que es posible en literatura. Para Vila-Matas, estas influencias son evidentes y más, dijo, en un ‘contexto español en el que, alarmantemente, hay tantos escritores sin influencias evidentes porque no han leído nada’.
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